En un mundo laboral cada vez más competitivo y dinámico, la selección de personal no puede limitarse únicamente a evaluar las competencias técnicas de los candidatos. Las habilidades blandas, también conocidas como habilidades socioemocionales, se refieren a aquellas capacidades personales e interpersonales que le permiten a un individuo desenvolverse eficazmente en distintos escenarios personales y laborales. Su evaluación, más que una tendencia es una necesidad estratégica, se convierte en el factor determinante para predecir con mayor objetividad, que los colaboradores no solo cumplirán con los objetivos propios del cargo que van a desempeñar, sino que se integrarán de manera efectiva a la cultura organizacional, contribuyendo a la generación de una dinámica de trabajo cooperativa, que promueve un buen ambiente laboral y asegura el cumplimiento de los objetivos de más largo plazo.
¿Por qué son relevantes?
A diferencia de las competencias técnicas, que se adquieren mediante estudios o experiencia específica, las habilidades blandas reflejan la capacidad de interactuar, colaborar y adaptarse a distintas situaciones. Por ello, un candidato que posee una sólida combinación de estas competencias unido a la capacidad de respuesta dados sus conocimientos y experiencia técnica, suele generar un impacto positivo en la productividad, el entorno de trabajo y la retención del talento dentro de la empresa.
Diversos estudios respaldan la relevancia de las habilidades blandas en el entorno laboral . Por ejemplo, el Foro Económico Mundial destaca que las habilidades interpersonales y cognitivas, como la creatividad, la colaboración y la resolución de problemas, serán cada vez más demandadas en el mercado laboral global. Esto significa que las organizaciones que priorizan la evaluación de estas y otras competencias que sean de su interés, tienen y tendrán una ventaja competitiva significativa.
Integración de las habilidades blandas en la selección de personal
Tradicionalmente, los procesos de selección se han centrado en evaluar la formación académica, la experiencia laboral y las competencias técnicas de los candidatos. Sin embargo, este enfoque puede resultar insuficiente si se busca construir equipos cohesionados y adaptables a los retos actuales. Aquí es donde entra el valor de las habilidades blandas. Incorporarlas en la selección permite no solo identificar al candidato técnicamente apto, sino también al profesional que encaja con la cultura y los valores de la organización, y que puede adaptarse con éxito a los cambios y dinámicas internas.
Beneficios de priorizar las habilidades blandas
La integración de las habilidades blandas en la selección de personal aporta múltiples beneficios estratégicos:
1. Mejora del clima organizacional:
Los colaboradores con habilidades interpersonales desarrolladas suelen generar relaciones más positivas, promoviendo un ambiente de trabajo colaborativo y respetuoso.
2. Aumento de la productividad:
Los equipos que se comunican y colaboran efectivamente tienden a alcanzar objetivos con mayor rapidez y eficiencia.
3. Reducción de la rotación de personal:
Contratar a personas que se adaptan y se alinean con la cultura de la empresa disminuye la probabilidad de desvinculaciones tempranas.
4. Desarrollo del liderazgo interno:
Las habilidades blandas como la empatía, la comunicación y la resolución de problemas permiten identificar futuros líderes.
5. Mayor capacidad de adaptación:
Los colaboradores con habilidades blandas pueden afrontar desafíos de manera más flexible y proactiva.
En Enlace Asertivo aplicamos metodologías especializadas para evaluar estas competencias durante el proceso de selección. Esto incluye, no solo la aplicación de pruebas psicotécnicas de alta calidad, que permiten medir el nivel de desarrollo de cada una, sino también la realización de entrevistas por competencias, que ayudan a validarlas, a través de la definición de incidentes críticos que de forma más objetiva y precisa dan cuenta de cómo el candidato las ha demostrado durante su desempeño laboral.
